Como cada 11 de febrero desde hace 39 años, cientos de miles de iranÃes salieron a las calles de Teherán y otras capitales de provincia a celebrar el regreso desde el exilio del ayatolá Ruhola Jomeini y los diez dÃas que prosiguieron al triunfo la revolución islámica de 1979. Los participantes de las marchas oficiales inundaron la emblemática plaza Azadi (Libertad) de Teherán y las avenidas aledañas portando banderas nacionales y fotografÃas del imán Jomeini, padre de la República Islámica, y del ayatolá Ali Jamenei. En las pancartas predominaron los mÃticos lemas de «muerte a América y muerte a Israel», junto con frases como «sólo he venido por el amor a mi lÃder» e «independencia, libertad, República Islámica». Junto a la concentración se celebró un gran desfile militar y se exhibieron los misiles balÃsticos Ghadr, con un alcance de 2.000 kilómetros, como muestra de los logros de la República en estas cuatro décadas.
Este año, más que nunca, el Gobierno del presidente Hasan Rohani necesitaba una gran demostración popular para espantar los fantasmas de la reciente crisis económica y social, que llevó a cientos de miles de iranÃes a principios de enero a protestar contra la corrupción, la desigualdad social y la falta de libertades. Más de 25 personas murieron entonces y cientos de manifestantes fueron detenidos en la oleada de protestas, las mayores desde las controvertidas elecciones presidenciales de 2009.
El temor a nuevas manifestaciones en contra del régimen se vislumbró hace unos dÃas cuando el presidente alentó a los iranÃes a que este año las manifestaciones para conmemorar el 39 aniversario de la revolución fueran especialmente significativas. «En los últimos meses, los enemigos con cálculos incorrectos diseñaron conspiraciones contra Irán». Por lo tanto, dijo el mandatario iranÃ, «con más determinación que en años anteriores, debemos mostrar nuestro apoyo decisivo a nuestra cultura, religión y los objetivos de la revolución».
Ayer el jefe del Ejecutivo volvió a pedir a la población y a los partidos «unidad» para defraudar a los «enemigos» que siembran discordia entre la nación. «Los estadounidenses querÃan intervenir en los asuntos internos de nuestro paÃs, pero nuestro pueblo anuló la conspiración con unidad y resistencia», aseveró en su alocución, en alusión a las amenazas de Trump de romper con el pacto nucelar e imponer de nuevo sanciones.
Sin embargo, a pesar de una mayorÃa conservadora hay cada vez más jóvenes que piden una mayor apertura y romper con las normas religiosas que rigen la vida del paÃs. En la mayor ola de protestas en Irán de la última década hubo decenas de mujeres que se atrevieron a quitarse en velo en señal de protesta.
El paÃs de los ayatolás habÃa vivido unos últimos años de bonanza gracias al acuerdo nuclear con las grandes potencias mundiales y su ascenso en la geopolÃtica regional. Irán tiene un papel determinante en Irak, paÃs que controla a través de sus milicias chiÃes conocidas como las fuerzas de movilización popular. Por otro lado, con el apoyo de Rusia ha evitado la caÃda del régimen sirio y de su aliado Bachar al Asad.
En LÃbano, su influencia es tan fuerte que muchos analistas creen que las próximas elecciones parlamentarias, previstas para el próximo mes de mayo, apuntalarán el control total de las instituciones por parte de Teherán. En cuanto a Yemen, gracias a los rebeldes hutÃes, el Gobierno de Irán mantiene una fuerte influencia desde que estalló hace tres años una guerra que ha desatado una gravÃsima hambruna. Pero a pesar de los logros polÃticos y la incipiente apertura, las autoridades no ignoran el descontento social ante las promesas de reformas que no se han llevado a término.
Source: NGT Internacional